boleto de entrada
LLEGAMOS PRONTO A NUESTRO DESTINO, COMPRAMOS los boletos de entrada y fuimos recibidos por Eduardo Durán Moreno, el guía que acompaña los turistas que alcanzan a llegar a este desconocido lugar.
El horario de visitas va de nueve de la mañana a doce del medio día y de dos a cinco de la tarde, todos los días de la semana, incluidos domingos y festivos; y supongo, aquellos otros días cuando parece que nada funciona como semana santa, navidad, fin de año, día del trabajo… Es que si no es así entonces ¿cómo hacer que esta huella escondida de los Muiscas sea conocida y reconocida por los colombianos?
Martes a sábado
Domingos y días festivos:
El horario de visitas va de nueve de la mañana a doce del medio día y de dos a cinco de la tarde, todos los días de la semana, incluidos domingos y festivos; y supongo, aquellos otros días cuando parece que nada funciona como semana santa, navidad, fin de año, día del trabajo… Es que si no es así entonces ¿cómo hacer que esta huella escondida de los Muiscas sea conocida y reconocida por los colombianos?
Martes a sábado
Domingos y días festivos:
9:00 AM --) 12:00 M
2:00 PM --) 5:00 PM
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EL INFIERNITO HA SIDO destruido y saqueado desde la llegada de los españoles. Brujería y perdición, una mirada reducida que satanizó la mística Muisca sin percatarse de la relación que existe entre la tierra y el cielo.
EL REY SOL sirve de energía y vida a nuestro planeta aunque los templos erigidos en honor a él fueron devastados por la insolencia de hombres y mujeres con egos tan grandes como su ignorancia. Desde el siglo 16 se han ido borrando, como los trazos de lápiz en una hoja en blanco, los vestigios Muiscas. Falos derribados hoy sostienen casas en distintos lugares de Boyacá, soportando con su firmeza y rigidez —haciendo las veces de columnas— viviendas de campesinos en áreas rurales o en la misma Villa de Leyva, donde algunas residencias de renombre cuentan con estos monolitos como una adquisición más junto al televisor, la lavadora o las obras de arte religioso del siglo 17.
No tuve oportunidad de visitar estos lugares, no tengo pruebas fotográficas de que así sea, pero lo dicen campesinos, habitantes del sector y hasta investigadores, arqueólogos y geólogos, en sus diversos estudios.
Es el caso de Manuel Ancizar en “Peregrinación de Alpha”, una obra escrita entre 1850-1851, cuando el gobierno nacional le confió la tarea de recopilar los datos geográficos y etnográficos de la zona comprendida entre Bogotá y Cúcuta, bajo la dirección de Agustín Codazzi.
En ella, se describe las ruinas de El Infiernito como un llano con algunas columnas clavadas en dos filas. Ruinas que se convirtieron en cantera para los pobladores:
“… SE VE UNA COLUMNA que parece entera, tendida sobre el terreno, midiendo cinco metros y medio de largo, que bien pudiera haber sido el tamaño original de las demás, cuyos fustes mutilados adornan los edificios de las inmediaciones, tales como el convento del Ecce-Homo edificado a dos leguas al occidente de las ruinas, contándose en el claustro 32 de estas columnas y la casa de capellanías fabricada en la plaza principal de Leiva y adornada con 12 columnas: otras 2 se hallan en el pueblo de Sutamarchán…” . [a]
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LA DISPOSICIÓN DE LAS columnas (Este — Oeste) indica que se trata de un lugar de observación solar, un calendario que marca los equinoccios y los comienzos de las dos estaciones de lluvia: el 21 de marzo y el 21 de septiembre.
“No es casualidad que el 24 de junio —día del solsticio—, el sol, visto desde la hilera de piedras, se levante exactamente sobre la laguna de Iguaque, lugar sagrado donde, según la mitología de los Muiscas, surgió la diosa Bachué, progenitora de los indios de estas comarcas”. [1]
“No es casualidad que el 24 de junio —día del solsticio—, el sol, visto desde la hilera de piedras, se levante exactamente sobre la laguna de Iguaque, lugar sagrado donde, según la mitología de los Muiscas, surgió la diosa Bachué, progenitora de los indios de estas comarcas”. [1]
Y es que siendo un territorio geocósmico donde se adoraba a la roca como parte de la naturaleza y alrededor de ella se realizaban ceremonias, ritos, siembras… El Infiernito era un lugar sagrado que ataba el sol y las estrellas a la cotidianidad de los Muiscas: sembrar, labrar, orar dependía de la información que el cielo prometía. Nada tenía que ver con adivinación, esto era conocimiento científico astronómico, todo estaba relacionado con el cosmos, conexión entre el cielo y la tierra.
Otro secreto a voces de El Infiernito y todo el valle es la oleada de fósiles de hace 150 millones de años, cuando esta zona era un inmenso mar. Fósiles que pueden conseguirse al lado de la carretera o rompiendo viejas rocas para llevar a casa como souvenir.
El Infiernito es un fuerte legado y prueba de la espiritualidad de la cultura Muisca. Sus avances sociales, astronómicos, religiosos y científicos también se evidencian en estas tímidas ruinas que cada vez recibe más visitantes, hombres y mujeres de distintas nacionalidades que se asombran ante este rígido vestigio.
Sólo queda invitarlo a vivir una experiencia que le ayude a erigir una imagen justa y orgullosa de lo que fueron nuestros antepasados. Civilizaciones por las cuales debemos llenar de orgullo nuestro corazón. Una invitación para valorar los vestigios de nuestra América precolombina.
Bienvenidos esta y todas las veces a El Infiernito…
[a] Ancizar Manuel. "Peregrinación de Alpha". Biblioteca banco popular Volumen 7. Bogotá 1984
Bienvenidos esta y todas las veces a El Infiernito…
[a] Ancizar Manuel. "Peregrinación de Alpha". Biblioteca banco popular Volumen 7. Bogotá 1984
[1] Gerardo Reichel-Dolmatoff. "Arqueología de Colombia". Un texto introductorio. Biblioteca Luís Ángel Arango.
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